Cómo acabar con la 4T desde adentro

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Para desgracia de la 4ª transformación, el poder judicial y los órganos autónomos, creados por los neoliberales para establecer una especie de gobierno paralelo, no fueron reformados durante la primera parte de este sexenio, cuando Morena tenía negociada una mayoría calificada en el congreso. Hoy ya no se puede sino hasta volver a lograr esta condición.

Esa mayoría calificada se aprovechó para pasar una serie de reformas constitucionales muy relevantes, que nos permitieron construir los cimientos de la transformación, pero que no la blindan para garantizar su permanencia en el futuro, hasta que el INE, el Poder Judicial y los demás órganos autónomos, no sean reformados para evitar la delincuencia y la corrupción internas que hoy los mantiene podridos, trabajando para recuperar los privilegios de quienes destruyeron y saquearon este país.

El mismo presidente reconoció haber cometido un error estratégico, al no incluir estas reformas cuando se podían votar con la mayoría calificada en el congreso, pensando que éstos se reformarían a sí mismos a partir de los nombramientos de ministros y consejeros que él había propuesto, que terminaron comportándose como cucarachas ambiciosas e inútiles.

Los órganos autónomos y el poder judicial no solamente no se reformaron a sí mismos, sino que se han recargado para revertir la transformación con toda fuerza durante la segunda parte del sexenio y en algunos aspectos están teniendo éxito.

Solo hay que ver a los jueces, magistrados y ministros, exonerando delincuentes encarcelados hace unos cuantos meses, desbloqueando cuentas bancarias de criminales, otorgando amparos a narcotraficantes, usurpando facultades exclusivas del congreso para modificar artículos de la Constitución a fin de favorecer a ladrones de cuello blanco.

O a los consejeros del INE actuando como activistas estridentes afiliados a partidos políticos de oposición, dinamitando el espíritu de una institución autónoma y actuando como delincuentes electorales con total impunidad, a la vista de todos.

Como hoy el Ejecutivo ya no es el poder de los poderes, los ministros de la corte están interpretando este aparente vacío de poder para asumir ellos ese poder, pasándose a los otros dos por el arco del triunfo, actuando con espíritu delincuencial en forma descarada, porque no les va a pasar nada hasta que el Congreso no los corra y reforme al Poder Judicial.

La mala noticia es que para lograr esto, es indispensable que Morena y sus aliados logren construir una mayoría calificada en el congreso durante el proceso electoral de 2024, en el que aún tendremos al INE trabajando contra la democracia. Si esto no se consigue, la trasformación no va a lograr permanecer.

Ganar la presidencia es fundamental, pero eso no está en duda, Morena la va a ganar con cualquiera de sus tres precandidatos; el peligro es tener mayoría en el congreso que no sea mayoría calificada como la tenemos ahora, que sirve para maldita la cosa cuando se trata de pasar reformas constitucionales, porque la oposición no va a negociar, ellos quieren que les regresemos el botín y punto.

El verdadero problema es que la militancia y los simpatizantes de Morena están distraídos porque el próximo presidente sean Claudia, Marcelo o Adán, lo cual es irrelevante; lo imperante es ponerse a trabajar unidos para que el voto masivo arrolle en la elección del 24 y ganemos mayoría calificada en el congreso. Mientras la oposición golpea a la 4T desde sus trincheras llenas de delincuentes, la izquierda parece estar dinamitándola involuntariamente.

Como dijo el escritor español Benito Pérez Galdós: “A veces el que tiene más ojos ve menos”.

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